sábado, 15 de febrero de 2014

14 de Febrero

Dí la bienvenida a la madrugada del 14 de febrero en la nave de Nucleolo. Una nave que habíamos terminado de construir siguiendo el diseño que él mismo había hecho, por fortuna para cuando yo llegue la construcción de la nave ya estaba bastante avanzada y solamente faltaba el componente final: doce botellas de vidrio color verde que precisamente tenia conmigo acompañadas de una botella azul y otra transparente que resultaron ser completamente inútiles pues las botellas tenían que ser necesariamente verdes, ningún otro color podría reflejar la luz de la forma deseada y todo el diseño se vendría abajo.
En el interior de la nave estabamos Nucleolo, Flajelo, Seudopodo y naturalmente, yo. Estábamos retomando el curso acordado después de haber orbitado Oberon (aquella luna de Urano es un lugar encantador al que recomiendo encarecidamente visitar a la primera oportunidad) Flajelo estaba jugando con una cucaracha gigante que había encontrado en Oberon cuando Nucleolo consulto el calendario-reloj de la nave y nos informó que ya era 14 de febrero.
A ninguno nos importó demasiado por supuesto pero Nucleolo era una persona particularmente sentimental para esas cosas y estábamos a fin de cuentas en su nave.

Todos nos agradecimos por la amistad y la compañía, mas que nada para complacer a Nucleolo que veía todo aquello cono ojos de verdadera felicidad como a punto de echarse a llorar con una sonrisota en la cara. Aquello daba pena, verdadera pena en realidad, Seudopodo empezó a abrazar y a besar en broma mientras agradecía por su larga amistad a la cucaracha gigante de Flajelo cuando esta, dando a entender que las celebraciones del 14 le importaban un carajo le mordió el cuello salpicando de sangre la cabina donde estabamos todos.
Seudopodo, que no toleraba la sangre en un ataque de ansiedad desenfundo su pistola láser y disparo contra la cucaracha gigante esparciendo sus entrañas gelatinosas por todos lados y ya de pasada tambien las de Nucleolo.

Todos nos quedamos en completo silencio durante el tiempo que nos tardamos en recordar que en casa de Nucleolo habíamos dejado un Kit de resurección de muertos, todo cuanto teníamos que hacer era volver a casa en la nave, tomar el kit, usarlo para revivir a Nucleolo y reírse de todo aquello mientras nos tomábamos unas cervezas.
Como yo era el mas tranquilo del grupo, me puse a los mandos de la nave, con un pedazo de papel periódico limpie un poco la gelatina de cucaracha que cubría el parabrisas, puse la nave en modo de vuelo manual y pise el acelerador a fondo. El ruido de la luz acelerándose entre las botellas de cristal verde duro solamente los 2 segundos que nos tomo llegar hasta la casa de Nucleolo, como el automovíl de Nucleolo seguía en la cochera y nuestros respectivos autos ocupaban ademas gran parte del largo de la calle tuve que estacionar la nave enfrente de la casa de su vecino, prendí las luces intermitentes para hacerle saber que no tardaría mucho y mande a Seudopodo por el Kit de resureccíón que habíamos dejado en la mesita de la sala.

Seudopodo entró corriendo a la casa y volvió en un santiamén cargando el maletín amarillo con el Kit de resurección, pusimos la muestra de ADN de Nucleolo presionamos el botón y ¡BAM!
La cucaracha gigante de Flajelo se puso de pie como nueva y salio corriendo de la nave sin ningún rumbo en particular. Lo ultimo que supe de ella es que ahora esta casada y tiene 3 preciosos bebes.

Y por eso señor oficial tengo un cadaver en el maletero. ¡Feliz San Valentin por cierto!

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